Gente loca.

viernes, 7 de enero de 2011

Un café, un cigarrillo, un poema...

Absorto estoy, mirando con ojos ausentes,
apuro sin placer lo último que queda
de mi cigarrillo que en mis dedos se quema.
Espirales de humo dibujan imágenes en el aire,
son como pensamientos que divagan en mi mente,
nada veo a mi alrededor, nada siento,
solo me ilumina del cigarrillo su mengüante lumbre.

Fácil sería en estos momentos de ensoñación e incertidumbre
viajar por espacios libres de podredumbre, solo volar con el viento,
imaginar que soy gigante y en gigante me convirtiera,
ser mas alto que las montañas y con mis manos, tocar el firmamento.
Flotar como el humo de mi cigarrillo, que a la postre se desvanece,
pero no muere, no, es poca su grandeza para tanto espacio tener,
Tan poca cosa es el humo de mi cigarrillo, que la brisa de una sonrisa
sin apenas florecer, con solo en mis labios asomar, lo hace desaparecer.
Que grande sería mi dicha, que las penas y sinsabores, fueran como el humo.
abriría la ventana, las puertas de par en par, para que la brisa
se las fuera a llevar.
Mi cigarrillo ha llegado a su fin, ya no hay humo en mi pensamiento,
mis cansados ojos ya ven lo que ya tienen por visto, es tema sencillo,
solo esperan que vuelva a encender otro cigarrillo.

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